Lectura: 2 Corintios 10:12-18

Como tenía que trabajar para poder estudiar, lavaba paredes y ventanas en las casas de las personas. En un empleo nuevo, un hombre de 1,38 m de estatura me recibió en la puerta. Me dijo que tenía que contratar a alguien que limpiara sus ventanas porque estas eran demasiado altas para que él pudiera alcanzarlas. Aunque sólo mido 1,67 m, me sentía como un gigante en el hogar de este hombre. Por supuesto, a los ojos de Dios nuestra estatura física no significa nada.

Algunas personas en la iglesia erróneamente se consideran gigantes espirituales. Puede que estos «peces grandes en una laguna pequeña» se crean superiores debido a su posición. Pablo escribió acerca de esta auto-promoción equivocada: «Comparándose consigo mismos, carecen de entendimiento» (2 Co. 10:12).

Puede que otros crean que su crecimiento espiritual está raquítico porque no desempeñan un papel visible. Esto también es un pensamiento equivocado. Algunas veces, puede que aquellos que están experimentando el mayor crecimiento se sientan inferiores a aquellos que mantienen una fachada hipócrita de perfección legalista. Las comparaciones espirituales siempre son insensatas.

Sólo el Señor es el verdadero Juez del crecimiento espiritual. La estatura física no importa, pero sí nuestra posición espiritual.

  1. Si te estás sintiendo espiritualmente superior o inferior, pídele a Dios que te dé la actitud apropiada.
  2. Él es el verdadero Juez del corazón (1 S. 16:7).

NPD/HDF