Lectura: Colosenses 3:12-21

Lo más cercano al cielo en esta tierra es el hogar, donde marido y mujer, padres e hijos viven juntos con amor y paz gracias al Señor y como ejemplo para los demás.  Lo más parecido al infierno en la tierra es una casa de personas que no conocen el amor de Dios, dañada por el pecado y la iniquidad, donde los padres riñen y blasfeman, y los niños son abandonados al diablo y a todas las fuerzas de la maldad.

En la sabiduría de Dios, la familia es la unidad completa más pequeña de la sociedad sobre la tierra. El viejo refrán hace referencia a esto: “Así como va la familia, así va la nación,  la civilización, y el mundo.

Ninguna nación ha crecido más moralmente, intelectualmente o espiritualmente, que la realidad de las familias que constituyen esa nación. Todos los esfuerzos, por lo tanto, para mejorar las normas morales y espirituales en el mundo,  la lucha contra la delincuencia, la infidelidad y la violencia, deben comenzar con la casa y con la familia. Atacar estos problemas en otros sitios, en cualquier lugar más abajo de la línea familiar, sólo pueden dar resultados temporales.  Sólo pueden contener, pero nunca resultarán en una cura.

1. Es por ello que debemos orar por los hogares de nuestros países, y eso significa el hacer un esfuerzo consciente por reforzar los valores que motivan nuestro andar cristiano, haciendo que Dios y Su Palabra sean el centro de nuestras familias, para que otros puedan ver la diferencia.  La fe empieza por casa.

2. El hogar es la piedra angular de la sociedad.

NPD/MDH