Lectura: Daniel 9:20-27
Una de las personas más interesantes que encontraremos en nuestra aventura por la Palabra de Dios es Daniel. Este hombre sabio tuvo que enfrentar toda una serie de pruebas que a la mayoría de nosotros nos hubieran hecho preguntarnos si valía la pena continuar siendo fieles a Dios. Sin embargo, este hombre no se detuvo y continuó caminando a pesar de todas las circunstancias adversas que tuvo que vivir.
Ciertamente como todos, este hombre también tuvo un momento de tensión en su fe al comprender las implicaciones de lo que significaba lo que había escrito el profeta Jeremías, que su cautiverio en Babilonia duraría 70 años (Daniel 9:2). Pero él no se quedó ahí, sino que oró y le rogó a Dios que su rescate no se extendiera más tiempo de lo que tenía dispuesto (v.19).
La realidad es que hay muchas cosas que están fuera de nuestro control, por no decir que la mayoría; no tenemos lo que deseamos o pedimos, y tampoco sabemos la forma o cuando responderá Dios nuestras oraciones, pero con fe debemos depositar nuestras peticiones ante Él.
Exactamente esto fue lo que le ocurrió a Daniel, la respuesta de Dios llegó de mano del ángel Gabriel quien le presentó una de las profecías más interesantes de toda la historia, la cual describe exactamente el futuro de los siguientes cientos de años de su nación, y sobre todo del surgimiento del Mesías Jesús, cómo sería tratado y que pasaría miles de años después de estos eventos, nos referimos a la profecía de las 70 semanas (v.20-27). Esta profecía nos brinda una ventana a la historia y también nos da pistas sobre los eventos futuros que nos esperan.
- No nos dejemos desanimar con el presente, con las situaciones inmediatas que nos rodean, debemos poner nuestra fe en un Dios que tiene bajo su control el plan completo de la historia humana.
- Confiemos en que Dios sabrá siempre lo que es mejor para nosotros.
HG/MD
“El justo se alegrará en el Señor y confiará en él. Se gloriarán todos los rectos de corazón” (Salmos 64:10).