Lectura: Isaías 9:1-7

Hace ya algunos años, una mujer decidió que iba a cambiar sus tarjetas tradicionales de papel, por tarjetas digitales que llegan a un correo electrónico o teléfono inteligente, así que escogió una tarjeta digital con un diseño que le pareció muy hermoso y que contenía música, pero no le puso mucha atención al mensaje que contenían; simplemente, puso la dirección y números de teléfono de sus amigos, y las envió con tan solo un click.

Imagínate como se pudo haber sentido, cuando 15 días después de haber pasado la Navidad tuvo un momento para verificar el mensaje que tenían las tarjetas digitales:

“Feliz Navidad.  Está tarjeta digital, es sólo para decirte que va de camino un regalo para ti”

Sin duda las 20 personas que recibieron una tarjeta digital, ahora se estaban preguntando cuando llegarían sus regalos, y aún más, por qué no habían llegado si ya habían pasado suficientes días.

¡Cuán diferente es la promesa que Dios nos hizo!  Cientos de años antes de que Jesús naciera, Dios había hablado por medio de la promesa dada al profeta Isaías al decir: “…He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14), y lo reafirma en Isaías 9:6: “Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.  Dios cumplió esa promesa al venir a la tierra en el momento y tiempo perfectos (Gálatas 4:4), con el fin de salvar a los que nos habíamos perdido.

  1. Gracias Señor porque cumples tus promesas, viniste un día a través de un frágil niño, y también cumpliste la promesa de sacrificarte por nosotros (Isaías 53:1-7) y resucitar (Marcos 8:31); porque estamos seguros de que un día también cumplirás tu promesa de regresar por nosotros (1 Tesalonicenses 4:13-18).
  2. El regalo que más necesita un mundo en decadencia es un Salvador vivo.

HG/MD

“Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).