Lectura: Eclesiastés 2:1-11

Un día estaba leyendo una publicación en una red social y cuando avanzaba en la lectura del artículo, en uno de los lados apareció un anuncio muy llamativo con un vídeo que mostraba diferentes escenas; en una de ellas aparecía una mujer viendo su nueva cartera y zapatos, en otra un hombre joven con su nueva consola de juegos y finalmente se asomaban unos niños y niñas con el juguete de moda en sus manos, el anuncio cerraba con la siguiente frase: “¡Comprendemos tu nueva religión, conocemos qué quieres de la vida, ten fe en nosotros, sabemos lo que necesitas!”.

La búsqueda de posesiones en la vida ha sido una de las motivaciones más poderosas de las personas, pero ¿acaso pueden traernos verdadera satisfacción?

El Señor Jesús escribió sobre este problema de la siguiente manera: “Miren, guárdense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15).  La vida siempre será más que la suma de las cosas que poseemos.

El rey Salomón también intentó encontrar satisfacción en la búsqueda de cosas temporales y concluyó que esa búsqueda está llena de insatisfacción (Eclesiastés 2:1-17).  Si poco a poco te has alejado de Dios y has intentado sustituir los vacíos de tu vida de otras formas, puede que te hayas apuntado en una nueva religión casi sin saberlo, una que sólo te traerá problemas y tristezas, pues tan sólo en Dios encontramos significado y propósito eterno (2 Timoteo 1:9).

  1. Sólo Dios puede traer verdadera satisfacción a tu vida.
  2. No busques significado y propósito en cosas temporales, ya que son como agua entre los dedos, busca las cosas eternas (Colosenses 3:1-2).

HG/MD

“Miren, guárdense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15).