Lectura: Filipenses 1:12-21
En algunos casos los creyentes que pasan por el oscuro túnel de la depresión tienden a centrarse en sus pecados, debilidades y fracasos, que en algunos casos pueden generar ideas sin sentido. Sin embargo, Dios puede utilizar esos momentos para que las personas conozcan mejor su inagotable gracia.
En 1964, Alan Redpath (1907 – 1989), antiguo pastor de la Iglesia Moody de Chicago, se hundió en las profundidades del desaliento después de sufrir un derrame cerebral casi mortal. Posteriormente escribió: he tenido pensamientos terriblemente malvados. “¡Oh, Señor!”, pedía en oración, “¡llévame ahora mismo!” Fue entonces cuando sintió que el Señor le decía: “Soy yo, tu Salvador, quien he permitido esta experiencia en tu vida para mostrarte que serías esa clase de persona siempre, de no ser por mi gracia”.
La experiencia de este siervo de Dios me recuerda al profeta Elías. Él también quería morir y clamó: “¡Oh, Señor, ¡quítame la vida!” (1 Reyes 19:4). Aunque Dios había usado poderosamente a Elías, era necesario que le recordara Su gracia alentadora. La depresión, que en el caso de Elías fue causada por agotamiento físico y emocional, se convirtió en el espejo de la verdad de Dios para permitirle ver de nuevo la maravillosa luz de su gracia. Esa luz siempre está presente, aun en la noche más oscura.
- La luz de la gracia de Dios es más resplandeciente en medio de la oscuridad del pecado o de los problemas de la vida.
- Nunca lo olvides, Dios siempre tiene el control.
HG/MD
“La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” (Juan 1:5).
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