Lectura: Efesios 1:1-14
El profesor de griego de un amigo, contó en su clase una historia muy interesante sobre uno de sus viajes a Grecia; les dijo que esa vez mientras caminaba con algunos amigos por las calles de Atenas, de vez en cuando se detenían para ver los letreros y anuncios de los escaparates en las tiendas.
En una de tantas paradas se detuvieron a observar el anuncio de una joyería que decía la palabra griega: “arrabon”. Les llamó tanto la atención que entraron y hablaron con el dueño del negocio, él les dijo que en griego moderno la palabra “arrabon” significa: “anillo de compromiso”. El profesor de griego pensó por un momento y luego dijo: “¡Qué interesante! En el Nuevo Testamento escrito originalmente en griego antiguo, esa palabra, se usa para describir una “garantía” o pago “inicial”.
En la lectura de hoy, Efesios 1:13-14 nos comenta que todos los creyentes reciben al Espíritu Santo como “arrabon”, o sea como pago inicial o garantía del cielo, “…fueron sellados con el Espíritu Santo que había sido prometido, quien es la garantía de nuestra herencia para la redención de lo adquirido…”. La presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones, es un gozo anticipado de las mayores bendiciones que en el futuro disfrutaremos cuando estemos para siempre con Dios.
El Espíritu Santo quien mora en nosotros, es nuestra guía para poder vivir de acuerdo con Su voluntad (Juan 16:13), haciendo brotar en nuestro ser el fruto del Espíritu Santo: “Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio…” (Gál.5:22-23).
Esta presencia del Espíritu Santo, tan sólo es el inicio de toda la aventura que nos aguarda con el Señor, ya que algún día viviremos en Su presencia incomparable.
- Esperamos expectantes y con gozo, el momento en el cual estaremos para siempre con el Señor.
- El mayor gozo que podemos tener en la tierra, es la seguridad de nuestra habitación en el cielo.
HG/MD
“En él también ustedes, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo que había sido prometido, 14 quien es la garantía de nuestra herencia para la redención de lo adquirido, para la alabanza de su gloria. (Efesios 1:13-14).