Lectura: Jeremías 2:1-13

Aunque muchas personas siguen acudiendo a Cristo como único medio para obtener perdón y salvación, cada día otro gran número de personas, rechaza a Jesús y busca la paz espiritual utilizando otros medios.

Actualmente, nuestro mundo occidental está siendo bombardeado por filosofías orientales, dentro de las que se encuentran el budismo o el hinduismo, entre otras.  Estas filosofías utilizan disfraces de clases de autosuperación, seminarios para encontrarse a uno mismo, grupos para “salvar” el planeta y reuniones organizadas por seguidores de la Nueva Era, para mencionar algunos.  Sin embargo, lo que está detrás de todo esto, son actividades místicas y diabólicas (2 Timoteo 4:3-5), que llegan inclusive al final de todo el proceso, a la adoración de deidades paganas (Efesios 4:14).  Algunos de estos grupos usan pasajes de la Biblia fuera de contexto, y hasta mencionan el nombre de Jesús con el fin de tratar de hallar apoyo a sus ideas equivocadas, pero ninguna de estas seudo religiones, indica que Jesús sea la única forma de obtener salvación.

En nuestra lectura devocional, leímos que en los días de Jeremías muchos israelitas se habían alejado de Dios y se habían adaptado a creencias religiosas paganas de su época, por cierto, muy similares a las de las Nueva Era.  Jeremías lo explica de la siguiente manera: “Me han abandonado a mí, que soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua”.

Tanto los dioses del tiempo de Jeremías como los de la Nueva Era, no valen nada, no tienen poder, no están vivos, no pueden apagar realmente la sed que tienen las almas de quienes los buscan, no pueden perdonar pecados, ni pueden asegurarnos el cielo; tan sólo alguien puede hacer eso y se llama: Jesús.

  1. Solamente Jesús tiene agua viva, sólo Él puede apagar tu sed espiritual.
  2. Cuéntales a otros sobre Jesús, para que también puedan beber del agua viva verdadera.

HG/MD

“Porque dos males han hecho mi pueblo: Me han abandonado a mí, que soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua” (Jeremías 2:13).