Lectura: Números 9:15-23

Mientras estábamos caminando en un parque, tuvimos la oportunidad de ver una exhibición canina. Fue un evento muy entretenido; tras la orden de su dueño los perros se alejaban corriendo varios metros y regresaban de inmediato, saltaban cercas e identificaban objetos usando su sentido del olfato. Después de terminar cada ejercicio, se sentaban a los pies de su amo y esperaban más indicaciones.

La actitud atenta de esos perros a las instrucciones de sus dueños me hizo pensar en la devoción que Dios deseaba que su pueblo tuviera hacia Él mientras lo seguía en el desierto.

El Señor lo guiaba de una manera muy particular, su presencia aparecía en forma de una columna o nube. Si la nube subía, quería que su pueblo se trasladara a otra zona. Si descendía, debían quedarse donde estaban. “Al mandato del Señor acampaban, y al mandato del Señor partían, guardando la ordenanza del Señor, de acuerdo con el mandato del Señor…” (Números 9:23). Los israelitas cumplían con esta práctica día y noche, independientemente del tiempo que tuvieran que permanecer en un mismo lugar.

Dios no sólo estaba probándolos, sino que los guiaba hacia la tierra prometida (Números 10:29), quería llevarlos a un lugar mejor.  Lo mismo sucede con nosotros cuando nos pide que lo sigamos, desea guiarnos a un sitio donde nuestra comunión con Él se profundice.

  1. Su Palabra nos asegura que el Señor es amoroso y fiel al guiar a aquellos que le siguen humildemente.
  2. Pasa intencionalmente más tiempo con Dios del que pasaste la semana pasada, notarás la diferencia.

HG/MD

“Porque la obediencia de ustedes ha llegado a ser conocida de todos de modo que me gozo a causa de ustedes; pero quiero que sean sabios para el bien e inocentes para el mal” (Romanos 16:19).