Lectura: Salmos 8:1-9
Era el siglo 2 de nuestra era, cuando el filósofo romano Celso trató de desacreditar la fe cristiana por medio de un escrito llamado: “El Discurso Verdadero”, en el cual dijo lo siguiente: “La raíz del cristianismo es su excesiva valoración del alma humana, y la idea absurda de que Dios se interesa por el hombre”.
A pesar de que Celso se oponía al cristianismo, en esta frase en particular tenía razón, es totalmente absurdo para alguien que no crea en Dios, que exista un ser Todopoderoso que se interese de una manera tan personal por unos simples mortales. Pero, ese es el extraordinario sin sentido del evangelio. El precio por nuestra salvación fue pagado con la sangre preciosa derramada por este Dios Todopoderoso en el Calvario.
Cuando vemos desde la óptica de Dios, podemos apreciar cuanto nos valora y ama nuestro Señor a pesar de ser pecadores. Cuando entendemos esto, el orgullo humano queda a un lado, toda nuestra valía proviene de Dios, tal como lo ejemplifica de una manera muy hermosa nuestro Señor Jesús: “¿No se venden cinco pajaritos por dos moneditas? Pues ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pero aun los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No teman; más valen ustedes que muchos pajaritos.” (Lucas 12:6-7).
- Su inconmensurable sacrificio nos dice que valemos mucho para Dios.
- El sacrificio realizado por nuestro Señor, es la medida del amor de Dios por ti.
HG/MD
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna” (Juan 3:16).