Lectura: Hebreos 2:1-18

Una niña viajaba por primera vez en tren.  Con los ojos bien abiertos por la fascinación, miraba cómo las torres eléctricas y celulares, los autos y las granjas pasaban a toda prisa a su lado.  Cuando el tren se acercó a un río, la niña se asustó y gritó: “¡Mamá!, ¡el tren se va caer en un río!”.  Su madre le dijo: “¡No te preocupes, un puente nos llevará al otro lado!”

Más tarde, cuando el tren avanzaba en dirección a una montaña, la niña llamó de nuevo a su mamá aterrorizada: “¡Mamá! ¡Vamos a estrellarnos con esa montaña!”. Cuando el tren se acercó a la montaña pudo ver cómo un túnel les permitía pasar velozmente por el corazón de aquella gran masa de piedra y tierra.  “¡Oh! – dijo la niña – alguien debe haber pasado antes que nosotros y preparó el camino”.

Eso fue lo que hizo Jesús por todos los que confían en Él como Salvador y Señor.  El escritor de Hebreos lo describió como el “Autor” de la salvación (Hebreos 2:10).  Jesús no sólo ha enfrentado los peligros de la fuerza destructora del pecado, sino que también atravesó la misma muerte y salió victorioso.  Derrotó a Satanás, nos libró del poder condenador del pecado y nos acompañará por los terrores de la muerte.

Cuando se asomen los temores y nos sintamos amenazados por el poder del pecado y de Satanás, recordemos al Autor de nuestra salvación.  Él es el único que nos conforta en los senderos de la vida, pues ha ido primero y preparado el camino para nosotros.

  1. Podemos pasar por cualquier cosa, porque Cristo va delante de nosotros

 

  1. Hoy es un buen día para empezar a confiar verdaderamente en el Autor de la Salvación: Jesús, Él puede llegar a ser tu Señor y Salvador.

NPD/DJD