Lecturas: Mateo 22:41-46; Marcos 12:35-37; Lucas 20:41-44.

El Señor realiza un movimiento que terminará de una vez por todas con las preguntas tramposas que frecuentemente le realizaban los líderes religiosos, lo hace por medio de una simple pregunta: “¿Qué piensan ustedes acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?”  Ellos respondieron: “de David”.

La expresión “hijo de David”, era una expresión mesiánica muy popular en esos días basada en Sal. 89:20–37; Isa. 9:2–7; 11:1–9; Jer. 23:5–6; Ez. 34:23–24; 37:24; y es en ese contexto que Jesús cita el Salmo 110:1 “Así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”.

Es en este momento que nuestro Señor hace su segunda y crucial pregunta: “Si David lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su hijo?” David además de que escribía inspirado por el Espíritu Santo, jamás hubiera usado la palabra Señor para referirse a un simple descendiente humano de su linaje, estaba refiriéndose al Hijo de Dios, Jesús estaba declarando Su propia deidad, como verdadero Dios encarnado.

A diferencia de David, quien había vivido como un gran conquistador militar y rey terrenal, la vida y ministerio de Jesús se basaba en demostrar el amor de Dios y esa misión incluso lo llevó a morir en una cruz, logrando la mayor victoria de todas sobre el enemigo más feroz de todos: el pecado.  Conquistó la muerte y ofrece la vida eterna para todo aquel que crea en Él.

De ahí en adelante ninguna de estas personas se atrevió a realizarle más preguntas tramposas.

  1. Jesús es verdaderamente Dios, Él te está llamando: ven y ve, descubre quién es el Señor.
  2. Vale la pena vivir por el Señor, vale la pena sufrir por el Señor, vale la pena morir por el Señor.

MD/HG

Jesús: Es más que un hijo de David.  “Si David lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su hijo?” Mateo 22:45.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.