Lectura: 2 Timoteo 2:1-7

Se cuenta que un grupo de ministros europeos habían cruzado el atlántico para asistir a una de las conferencias bíblicas que normalmente realizaba D.L. Moody (1837-1899) en los Estados Unidos.

En aquellos tiempos, en tierras europeas era normal que los huéspedes dejaran los zapatos fuera de la habitación antes de irse a dormir, esperando que los empleados del hotel los limpiaran.

Cuando Moody vio los zapatos, y sabiendo de aquella costumbre europea, les advirtió a los empleados del hotel que los invitados de ese continente estaban acostumbrados a que les ofrecieran este servicio, pero le respondieron que no realizarían aquella función; luego conversó con otros amigos y les dijo que sería un buen detalle hacerlo para los invitados, sin embargo, nadie le prestó atención. Así las cosas, Moody juntó los zapatos y él mismo los limpió. No obstante, un amigo quien inesperadamente fue al cuarto de Moody, reveló lo que había sucedido, entonces se corrió la voz y durante las noches siguientes otros se turnaron para limpiarlos.

El estilo humilde de liderazgo de este gran hombre de fe inspiró a otros a seguir su ejemplo. El apóstol Pablo le recordó a Timoteo lo siguiente: “…fortalécete en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que oíste de parte mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:1-2).

Tener siempre presente que nuestra fortaleza proviene de la gracia de Dios, nos mantiene humildes. Entonces, con humildad, transmitimos la verdad divina al ser un ejemplo que anima e inspira a otros a seguirlo.

  1. El Señor Jesús es nuestro ejemplo de servicio; dio su propia vida por nosotros.
  2. Realiza un acto de servicio o de caridad por alguien que no lo espera, sé un líder del servicio.

HG/MD

“Pues bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan” (Juan 13:14-15).