Lectura: Salmos 31:1-5,14-20

Pedro y yo cantamos en el coro de la iglesia. He llegado a apreciar su espíritu afable, su espiritualidad, y su amor por la música de la iglesia.

Hace un par de años, Pedro fue hospitalizado porque estaba experimentando algunos problemas de salud. Tuvo unos días bastante difíciles, pero se recuperó y volvió al coro, expresando su gratitud al Señor.

Luego de eso Pedro siguió experimentado leves ataques de asma, por lo que tuvo que realizarse algunos exámenes de laboratorio.  Su médico le hizo un examen completo y descubrió una mancha sospechosa en un pulmón.  El doctor le dijo que probablemente era maligno.  Sin embargo tomando en cuenta que tan sólo era un punto, le harían una cirugía de emergencia.

Pocos días después recibimos buenas noticias, Pedro estaba de pie a mi lado en el ensayo del coro. Cuando nuestro director del coro nos dijo que cantáramos “Te entrego todo Señor”, oí Pedro suspirar profundamente.  Luego señaló que el título, susurrando:  “Eso es lo que he hecho, en cuanto a la mancha en el pulmón.”

Pedro supo en carne propia la verdad del Salmo 31.  Nuestros días están en las manos de Dios (v.15).  Cuando nos golpean con un diagnóstico de cáncer, o con otra mala noticia, podemos enojarnos, negarlo, luchar contra ello, o congelarnos por dentro.  O, como mi amigo, podemos decirle al Señor: “En esto, como en todo, te entrego todo.”

  1. Te has rendido completamente ante el Señor, has dejado que Él te llene de Su Amor y poder.  Si no es así: ¿Qué estás esperando?
  2. Cuando la vida te da problemas, pon tus problemas en manos de Dios.

NPD/ DCE