Lectura: Hechos 9:1-5

Según datos de la voz de los Mártires, el siglo pasado puede ser llamado “el siglo de los mártires”.  Miles y miles de personas que depositaron su fe en Jesús, han sido encarcelados, torturados y en muchos casos, asesinados, por causa de su fe.  Según cálculos, en el siglo pasado fueron asesinados más creyentes, que el resultado de la suma de creyentes asesinados de todos los siglos anteriores.

Algunos se preguntarán: ¿Y a Dios le importa eso? ¿Tienen algún significado para Él todo el dolor y la muerte de todos estos creyentes fieles?

La Biblia nos indica que el siguiente y primer mártir de la fe posterior a Jesús, es Esteban, quien fue apedreado hasta la muerte debido a su amor por Cristo; y que un hombre llamado Saulo consintió en su terrible asesinato (Hechos 8:1).

Poco tiempo después de la muerte de Esteban, Saulo el perseguidor de la iglesia, tuvo un encuentro con Jesús y cayó de su caballo al oír una voz que le decía: “…Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?… Yo soy Jesús, a quien tú persigues.” (Hechos 9:4-5).  Saulo pudo haber pensado, ¡pero al que perseguí fue a Esteban, no a Jesús!

Cada una de las piedras que le lanzaron a Esteban, hería también a nuestro Señor; cada uno de los golpes los sintió nuestro amado Salvador.

  1. Nuestro Señor Jesús sabe cuándo sufrimos por Su causa.  Él siente nuestro dolor y sufrimiento, pues es nuestro amado Salvador, tal como lo dice Isaías 53:4-5 “Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros lo tuvimos por azotado, como herido por Dios y afligido. Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados”
  2. Cuando defiendes tu fe en Jesús nunca estás sólo, Él está siempre contigo, a tu lado. ¡Tú le importas a Jesús!

HG/MD

“Porque la gracia salvadora de Dios se ha manifestado a todos los hombres” (Tito 2:11).