Lectura: Apocalipsis 3:1-6

John Robert Wooden (1910-2010), es considerado como el mejor entrenador de la historia de la NCAA gracias a los 10 campeonatos conseguidos con su equipo de toda la vida los UCLA Bruins, y quien además forma parte del Salón de la Fama del Basketball como jugador (1961) y como entrenador (1973), lo cual es algo que muy pocos han conseguido.

Este hombre creía que el carácter es mucho más importante que la reputación, y lo expresó de la siguiente manera: “Tu reputación es lo que otros perciben que eres —solía decirles a sus jugadores—, pero tu carácter es lo que eres en realidad. Tú eres el único que conoce tu carácter. Puedes engañar a otros, pero no a ti mismo”.

El mismo principio es el que encontramos en el libro de Apocalipsis, en las palabras de Señor Jesús a las siete iglesias de Asia.  A la iglesia de Sardis, le señaló: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto” (Apocalipsis 3:1). El Señor sabía la verdad sobre ellos, y sin duda, en lo profundo de su ser, ellos también. El Señor Jesús les dijo que se despertaran y que fortalecieran su vida espiritual, ya que la iglesia estaba a punto de morir (v. 2). Los instó a recordar la verdad que habían recibido y obedecido, y de la cual se habían alejado (v. 3).

Muchas veces el Señor nos muestra qué está mal en nuestra vida, y adicionalmente siempre provee un remedio para que cambiemos. Él quiere que nos alejemos de nuestros pecados, ofreciéndonos Su perdón y fortaleza para que empecemos de nuevo.

  1. Debemos deshacernos de la falsa reputación espiritual y cambiarla por el carácter auténtico y vivificador que procede de conocer a Cristo nuestro Señor.
  2. El Señor nos invita a que cada día nos acerquemos más a Él, para que con el tiempo podamos llevar una vida que demuestre con nuestras acciones Su carácter y prioridades.

HG/MD

“Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad” (Efesios 4:22-24).