Lectura: Salmos 119:89-96

Hace algunos años un millonario de Texas donó a una Universidad $1.5 millones de dólares, con el fin de promover un trabajo de uno de sus profesores quien afirmaba que la mayoría de las palabras atribuidas a Jesús en los Evangelios, no fueron pronunciadas por el Señor.

Es más, este hombre también dijo que la Biblia debía ser reescrita porque él consideraba que era un libro anticuado y sin valor para la actualidad.

Aunque en verdad es muy triste que tanto dinero se haya dedicado a tal motivo, no debemos extrañarnos.  La Biblia ha sido atacada a través de los siglos, y muchas personas poderosas han dedicado sus abundantes recursos para arremeter contra nuestra fe.

Por supuesto, todos esos esfuerzos han fracasado. Las enseñanzas de las Escrituras, así como las palabras de Jesús no tienen precio, son indestructibles, intemporales y transculturales, y han dado la orientación necesaria a los pueblos a través de los siglos.

Sin lugar a dudas, la Palabra de Dios no necesita ser reescrita, tan solo necesita ser aceptada como la verdad perdurable de Dios; necesitamos obedecerla poniéndola en práctica en lo que aplica para este tiempo que vivimos.

  1. La Biblia puede ser un libro antiguo pero sus verdades son siempre nuevas.
  2. ¿Por qué no decides invertir un poco de tu tiempo leyéndola?  ¡Los resultados te sorprenderán!

HG/MD

“Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas porque con ellas me has vivificado” (Salmos 119:93).