Lectura: Santiago 4:7-10
En el año de 1993 la agencia de publicidad Goodby Silverstein & Partners creó la famosa campaña Got Milk?, en español ¿tienes leche? Esta fue una campaña publicitaria de la empresa californiana California Milk Processor Board, que buscaba promover el consumo de leche de vaca.
Lo que nunca se imaginaron fue el impacto que iban a tener en todos los Estados Unidos, captando la atención de más del 90% por ciento de las personas que estuvieron expuestas a la campaña.
Si el eslogan “¿Tienes leche?” fue tan bueno como para recordarle a la gente que dentro de las opciones líquidas para tomar estaba la leche de vaca, quizás podamos pensar en algún eslogan para instarnos a vivir vidas más santas. Veamos Santiago 4 e intentemos hacerlo. Este pasaje nos da cuatro instrucciones específicas:
- Sométanse. El verso 7 dice que es necesario reconocer nuestra necesidad de obediencia a Dios; si decimos que confiamos en Dios entonces, ¿Por qué no lo dejamos dirigir nuestra vida? Al hacer esto dejamos sin herramientas al diablo.
- Acérquense. En el verso 8 se nos recuerda la importancia de tener una relación cercana con Dios, debemos cerrar la brecha que hemos construido entre nuestros deseos y su voluntad, hablemos con Él, leamos su Palabra, compartamos con otros lo que hemos aprendido.
- Limpien. En ese mismo verso 8 y en el 9, se nos recuerda la tranquilidad que trae a nuestras vidas contar con una conciencia limpia de malos hábitos; al inicio posiblemente implicará un dolor, pero más tarde será un bálsamo refrescante y tranquilizador.
- Humíllense. El verso 10 plantea uno de los principales desafíos que enfrentará todo ser humano, reconocer que sus esfuerzos son insuficientes y que necesita que Dios lo rescate.
Estas cuatro instrucciones simples, nos llevarán al siguiente nivel en nuestra relación con Dios.
- Así que, como creyentes: ¿Tenemos SAL con H? Estos cuatro ingredientes nos traerán más beneficios que cualquier bebida saludable.
- Aceptemos el desafío: Tengamos SAL con H.
HG/MD
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No vale más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.” (Mateo 5:13).