Lectura: Job 42:1-6

Eran los días antes de la Navidad cuando Sofía bajó del transporte público después de una ardua jornada de trabajo. Ya en la calle sintió el olor a humo que se extendía por toda la calle donde vivía, apresurada aligeró sus pasos para llegar a su hogar, cuando dio vuelta a la cuadra vio lo que nadie quiere ver, su casa ardía en llamas descontroladamente, los bomberos habían llegado justo unos minutos antes y habían puesto una línea de no cruzar; desconsolada intentó ingresar pero un policía se lo impidió, aquella tarde perdió a dos de sus hijos: uno adolecente y otro en edad escolar.

La noticia corrió rápido por todo el barrio y rápidamente llegó a oídos de personas de su iglesia local. Uno de sus líderes llegó un par de horas después de lo sucedido para intentar consolar a Sofía, quien en su desesperación y depresión le hizo reclamos y muchas preguntas profundas con respecto a Dios y por qué permite que sucedan ese tipo de cosas; el líder no tuvo las respuestas ante aquellas preguntas tan fuertes llenas de dolor.

La historia de Sofía es similar a la que le sucedió a Job.  Él había perdido a sus 10 hijos (Job 1:18-19); no obstante aquella tragedia, seguía confiando plenamente en Dios (Job 1:21).  Luego de ello su salud decayó fuertemente y su esposa le dijo que debía maldecir a Dios y morirse (Job 2:9); para colmo de males sus amigos, aquellos que le habían acompañado en su andar por la vida, lo responsabilizaron por todas aquellas tragedias diciéndole que lo acontecido era el resultado de su pecado y que por lo tanto se las merecía.

Ante tal panorama, el hombre que había resistido serenamente, se quebró y quejó ante Dios por su situación y le pidió explicaciones, pero Dios no le dio ninguna respuesta, no le aclaró que todos aquellos males eran el resultado de la petición de Satanás con el fin de probarlo (Job 1:6-12; 2:1-6).

Lo que Dios si le recordó a Job fue en quién había confiado: el Todopoderoso, Omnisciente y Justo, entre otras muchas características divinas (Job 38-41).  Como resultado de este recordatorio, Job reaccionó de manera humilde y se arrepintió de haber cuestionado la soberanía de Dios (Job 42:1-6).

  1. Puede que en esta vida, algunas de las preguntas más dolorosas y desesperadas no tengan respuesta. Pero puedes confiar en que Dios permanece en control de todo y que nos ama.
  2. Dios no tiene que contestar cada una de nuestras preguntas, pero siempre cumplirá sus promesas.
  3. La dependencia es uno de los mejores regalos de Dios; aceptar su voluntad debe ser uno de nuestros regalos para Él.

HG/MD

“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso”. (Salmos 91:1)