Lectura: Zacarías 4:1-10

En el libro “No Little People” (No hay gente pequeña).  Francis Schaefer escribió: “A los ojos de Dios, no hay gente pequeña, ni lugares pequeños… Los que piensan de sí mismos que son personas pequeñas que viven en lugares pequeños, si están comprometidos con Cristo y viven bajo Su señorío en todas las áreas de su vida, pueden, por la gracia de Dios, cambiar el curso de nuestra generación”.

La actitud de que el trabajo que realizan es insignificante, es muy común entre las amas de casa, los obreros, los estudiantes e incontables números de personas que sirven anónimamente.

Cuando nadie nota nuestros esfuerzos, podemos sentirnos insignificantes, realizando trabajos sin valor o importancia.

En Zacarías leemos que Zorobabel había echado el cimiento del templo.  Echar cimientos requiere de arduo trabajo y mucha fe en el futuro.  No obstante, algunos consideraban insignificante el trabajo de Zorobabel, por lo que Dios les llamó la atención: “Porque los que se burlaron de los modestos comienzos se alegrarán al ver la plomada en la mano de Zorobabel” (Zac.4:10)  Dios quería que siguieran colocando ladrillo tras ladrillo, según el ejemplo de Zorobabel.  Tenían que cumplir la tarea por el poder del Espíritu de Dios, no por el suyo propio (Zac.4:6).

  1. ¿Estás haciendo cosas que no consideras importantes? ¡Anímate! Los ojos de Dios pueden recorrer “toda la tierra” (Zac.4:10). Él nota los pequeños o grandes actos que se hacen para Él y los puede usar poderosamente, no importando su dimensión.
  1. Las gotas de rocío son tan esenciales en la obra de Dios, como los truenos.

NPD/JEY