Lectura: Filemón 1:4-16

Sin lugar a dudas los detalles marcan la diferencia.  Por ejemplo, no es lo mismo decir: “Compró veneno para las ratas”, que decir: “Compró veneno contra las ratas”, el sentido de la frase cambia totalmente con tal sólo usar una palabra; en la primera frase pareciera que estamos comprando veneno a las ratas, no sé para qué si las ratas no sabrían que hacer con él, pero en la segunda obtenemos el significado correcto al usar la palabra indicada.

Las preposiciones parecen detalles insignificantes en nuestro idioma, no obstante, marcan una gran diferencia a la hora de hablar o escribir. Por ejemplo, tomemos las preposiciones “en” y “por”.

El apóstol Pablo escribió lo siguiente: “Den gracias EN todo (1 Tesalonicenses 5:18).  Esto no quiere decir que tengamos que estar agradecidos POR todo lo que hagamos.  No podemos estar agradecidos cuando tomamos una mala decisión, pero si podemos tener una actitud de agradecimiento cuando somos corregidos, o por la oportunidad de tener un día más de vida para cambiar actitudes que nos ayudan a crecer.

En la carta a Filemón, se ilustra este principio. Pablo estaba encarcelado junto con Onésimo, un esclavo fugitivo.  Pablo, ciertamente, no tenía porque estar agradecido por estar viviendo esta triste situación.  Sin embargo, la forma en la cual escribe esta carta, nos muestra un corazón lleno de gratitud, ya que él sabía que Dios estaba usando esa adversidad para un bien mayor, Onésimo, había llegado a ser más que un compañero de celda, o un esclavo, se había convertido en su hermano en la fe (v.16).

  1. Saber que Dios puede usar una circunstancia difícil por la que estemos pasando para poder llevar el mensaje de vida eterna a otra persona, es más que suficiente para dar gracias en todo.
  2. Ser capaz de expresar contentamiento EN todo momento, sin importar POR las circunstancias que estemos viviendo, marcará una gran diferencia cuando tengamos que enfrentar un problema.

HG/MD

“Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).