Lectura: Jeremías 18:1-10

Hace algunos días leí una historia de una pareja que tenía bastantes años de casados, y quisieron compartir una situación particular de mucho significado para ellos y que sucedió al inicio de su matrimonio.

El papá de ella era un orfebre, alguien que se especializa en la creación de joyería, y sabiendo que la nueva pareja como muchas otras no tenía muchos recursos para su boda, les ofreció regalarles los anillos de casamiento.

Así que aquel hombre quien era ya viejo, empezó a tomar restos de oro de otros anillos y piezas a las que se les había modificado el tamaño o sobrantes de trabajos realizados, todas sin mucho valor por sí mismas.  Pero aquellos trozos sin valor aparente, se convirtieron en algo hermoso que hasta hoy la pareja aprecia como algo de gran valor.  Es asombroso lo que un maestro artesano puede hacer con cosas que parecen inservibles.

Pues así es como actúa Dios en nosotros.  Él como el Máximo Maestro Artesano, toma vidas sin valor aparente, las cuales son fragmentos rotos debido al descuido y el pecado que habita en ellas y los restaura para convertirlos en algo valioso y significativo.

El profeta Jeremías describió esto cuando comparó la obra del Señor con la de un escultor que modela la arcilla: “Y el vaso de barro que hacía se dañó en la mano del alfarero, pero el alfarero volvió a hacer otro vaso según le pareció mejor” (Jeremías 18:4).

No importa el desastre que hayamos hecho con nuestra vida, Dios puede remodelarnos para ser vasijas agradables a sus ojos. Cuando confesamos nuestro pecado, reconocemos nuestra necesidad de ser rescatados y nos sometemos obedientemente a su Palabra, desde ese momento en adelante le estamos permitiendo al Maestro que haga su obra purificadora en nuestra vida (2 Timoteo 2:21).

  1. Dios es el experto restaurador, deja que arregle tu vida y te brinde el valor que sólo él puede darte.
  2. No importa cuán lejos estés de casa, hoy puede ser el día para regresar y dejar que Dios restaure tu vida, hogar, trabajo, familia o amigos.  Permite que Él te arregle.

HG/MD

“Así que, si alguno se limpia de estas cosas será un vaso para honra, consagrado y útil para el Señor, preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 2:21).