Lectura: Hebreos 4:9-16

El día era febrero 9, el año 1941, el contexto, los días difíciles de la Segunda Guerra Mundial, la situación, las islas británicas representaban la última línea de resistencia contra el avance de la opresión nazi en Europa.   

Y fue en ese instante, estando bajo un incesante ataque y en peligro de caer, y conscientes de que la Gran Bretaña carecía de los recursos para triunfar en el conflicto, que el primer ministro británico Winston Churchill habló por la emisora de radio BBC y apeló al mundo, diciendo: “Dennos las herramientas y nosotros concluiremos la tarea”. Era muy realista y sabía que sin la ayuda del exterior no podrían soportar el ataque que estaban enfrentando.

Ciertamente, la vida es así.  Con más frecuencia de lo que estamos dispuestos a reconocer, no estamos preparados para enfrentar las dificultades que la vida nos presenta y necesitamos ayuda externa que está fuera de nosotros.

Los creyentes como miembros del cuerpo de Cristo, debemos ser conscientes de que esa ayuda a veces puede llegar de nuestros hermanos creyentes (Romanos 12:10-13) y esto es maravilloso.

La buena y gran noticia es que nuestro Dios nos ha invitado a acercarnos a su presencia con confianza: “Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

En tales ocasiones, nuestro mayor recurso es la oración porque nos coloca en la misma presencia del Señor. Allí, en su gracia y misericordia, encontramos la ayuda necesaria.

  1. No temas decir que necesitas ayuda.
  2. Eres totalmente dependiente de Dios, nunca lo olvides.

HG/MD

“Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).