Lectura: Éxodo 3:1-10
El renombrado arqueólogo inglés Warwick Rodwell estaba listo para jubilarse, pero justo antes de eso, mientras trabajaba en la Catedral medieval Lichfield, hizo un gran descubrimiento junto con sus colegas, una escultura con al menos 1200 años de antigüedad; por supuesto los planes de jubilación de Rodwell pasaron a un segundo plano.
Algo similar le ocurrió a Moisés, quien al inicio de su vida creció en los palacios egipcios como hijo adoptivo de una princesa egipcia, a lo que tuvo que renunciar luego de defender a uno de los suyos de las injusticias de las que era víctima (Éxodo 2:11-12). Por supuesto, tuvo que huir cuando fue delatado, y fue obligado a ocultarse en las lejanas tierras de Madián (vv.13-15).
Cuando tenía 80 años y pensaba que su vida terminaría como un retirado más que cuidaba de los rebaños de su suegro, algo cambió en su monótona existencia: una zarza ardiente (Éxodo 3:2); este suceso cambiaría nuevamente su vida, pero esta vez sería para siempre. Dios lo estaba llamando para que le sirviera siendo el libertador de su oprimido pueblo en Egipto (vv.3-25).
Dios también puede estar llamándote en este momento, Él siempre tendrá un plan mejor para tu vida en comparación con el que tu puedas tener, y adicionalmente no importa la edad que tengas ya que no existe el concepto de jubilación en el servicio para Dios.
- Dios siempre está llamando a personas para su servicio, siempre tiene planes nuevos para quienes lo siguen, no estamos hablando necesariamente de irte a otro país o renunciar a tu trabajo, también puede estarte llamando para que seas un maestro para niños, o para que compartas más activamente el evangelio con otros o que hagas un estudio bíblico en tu casa.
- No cierres tu mente a los llamados de Dios, si quieres confirmar ese llamado: ora, lee su Palabra y corrobóralos con otros que han tenido más tiempo en la fe.
HG/MD
“Entonces escuché la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros? Y yo respondí: Heme aquí, envíame a mí.” (Isaías 6:8).