Lectura: 2 Timoteo 1:1-12

Se dice que mientras el gran académico de Princeton, James Alexander estaba en su lecho de muerte, su esposa citó incorrectamente 2 Timoteo 1:12 al decir: “Yo sé en quién he creído”; él dulcemente la corrigió diciendo que había cambiado la preposición al usar “en” por “a”.   Su intención era dejar claro que además de tener un uso excelente del idioma, sabía lo que una palabra inadecuada podía hacer con la obra y persona de Cristo, con quien tenía una relación personal de salvación.  Entendía completamente que su muerte se acercaba, y este era tan sólo un paso para estar más cerca de Aquel a quién había llegado a amar y conocer tan profundamente.

En el transcurso de mi vida, he conversado y orado por muchas personas que se encontraban experimentando los últimos días de sus vidas.  Las emociones fueron desde la más esperanzadora confianza, hasta el terror por no estar seguros de su destino final.  Incluso los creyentes de muchos años, en algunas ocasiones al enfrentarse a su hora final en este mundo, muestran algún tipo de temor.   En cambio otros creyentes muestran mucha confianza, debido posiblemente a que durante su vida desarrollaron una relación más profunda con su Señor y Salvador; e incluso pudieron decir al igual que Pablo: “Yo sé a quién he creído”.

Si deseas desarrollar una mejor y más profunda relación con tu Señor, debes siempre estar aprendiendo de Su Palabra, expresándole sinceramente por medio de la oración lo que Él significa para ti y cuán dependiente eres de Dios.  Congrégate en una iglesia donde en verdad quieran aprender de Dios y poner en práctica sus ordenanzas para este tiempo, tanto dentro como  fuera de la iglesia, y donde puedas compartir con otros lo que has aprendido.

  1. En la medida en la que desarrollemos mayor intimidad con Dios, aprenderemos a seguir Su voluntad y no la nuestra.

 

  1. El Señor será parte de tu vida en el tanto y cuanto se lo permitas; así, al final de tu vida también podrás decir confiado y sin confusiones: “Yo sé a quién he creído”.

HG/MD

“Por esta razón padezco estas cosas, pero no me avergüenzo porque yo sé a quién he creído, y estoy convencido de que él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” (2 Timoteo 1:12).