Lectura: Salmos 46:1-11
El mundo en el cual vivimos cada día es más ruidoso. Pero no te preocupes, un estudio de una famosa universidad indicó que había descubierto una manera de lograr silencio absoluto: “Los científicos han presentado el diseño de una “placa acústica” que podría hacer los objetos impermeables a las ondas sonoras. El estudio afirma que esta tecnología podría utilizarse para construir casas a prueba de ruidos, salas de concierto de avanzada, aviones o barcos silenciosos”.
No todos tenemos el dinero para comprar este tipo de tecnologías, Y aunque pudiéramos silenciar todos los ruidos externos, el ruino interior de nuestras preocupaciones, estaría resonando en nuestra mente. El Salmo 46:10 dice lo siguiente: “Estén quietos y reconozcan que yo soy Dios”. Pero, hablando en términos prácticos, ¿cómo acallamos esos ruidos internos?
Dios comprende nuestros problemas y nos ha provisto de una “placa acústica” para tranquilizar nuestro interior, el secreto es intercambiar nuestras preocupaciones por Su paz, podemos buscar un momento y un lugar para estar tranquilos a solas con Dios. “Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
- Cuando colocamos nuestros problemas en las manos expertas de Dios, encontramos la tranquilidad que sólo Él nos puede brindar.
- Sólo en Jesús encontraremos la paz para nuestros corazones, sólo Él puede silenciar los ruidos externos e internos.
HG/MD
“Estén quietos y reconozcan que yo soy Dios. Exaltado he de ser entre las naciones; exaltado seré en la tierra” (Salmos 46:10).