Lectura: 2 Tesalonicenses 2:13-17

Cada vez que veo a los valientes hombres y mujeres que escalan las empinadas montañas del mundo, siento un gran respeto por ellos.

Este es un deporte de alto riesgo, por lo cual deben tomar muy en serio las medidas de seguridad, tales como disponer de los dispositivos necesarios; uno de ellos está compuesto por una cuerda y otros artefactos, pero lo más importante de esta medida de seguridad es que la cuerda siempre está conectada a una persona que se encuentra comúnmente más abajo que el escalador, a esta persona se le conoce como el “asegurador”.

Si el escalador por alguna circunstancia pierde el equilibrio o cae, el rol del asegurador es sostenerlo firmemente, hasta que el escalador pueda nuevamente afirmarse en algún punto de apoyo para poder continuar con el ascenso o descenso.  El asegurador literalmente es un ancla que mantiene a salvo a quien lo necesita.

En el texto bíblico podemos reconocer ese rol en algunas personas de las que se habla, tal es el caso del apóstol Pablo, quien fue literalmente el responsable de establecer y mantener muchas de las iglesias en sus tres viajes misioneros, de ahí las cartas que encontramos en el Nuevo Testamento dirigidas a iglesias e individuos, las cuales contienen principios, consejos y advertencias; por ejemplo, los creyentes de la iglesia de Tesalónica estaban pasando por un tiempo complejo ya que se enfrentaban a persecuciones a causa de su fe.  Él les recordó a ellos y a nosotros, que habían sido elegidos por Dios y que su amor por ellos era tan fuerte como el primer día (2 Tesalonicenses 2:13).  Además, los alentó a seguir confiando en el Señor y los animó al decirles que estaban en sus oraciones (vv.15-17).

  1. En el año que pronto dará inicio, sería una muy buena idea, si aún no la han puesto en práctica, formar un grupo de creyentes en tu iglesia local, cuyo objetivo principal sea alentar a otros y acompañarlos en los tiempos difíciles, de forma que sostengan las “cuerdas” de otras personas en el momento que lo necesiten, así como a ti te gustaría que alguien estuviera por ti si fuera necesario.
  2. Una palabra de aliento a tiempo puede marcar la diferencia entre rendirse y continuar.

HG/MD

“Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por ustedes, hermanos amados del Señor, de que Dios los haya escogido desde el principio para salvación, por la santificación del Espíritu y fe en la verdad.” (2 Tesalonicenses 2:13).