Lectura: 2 Pedro 1:1-11

La mayoría de personas que cocinan tienen una receta favorita y por ende una comida que prefieren sobre las otras.  A mí personalmente me encanta el postre de limón.  Es una receta que aprendí hace ya algunos años; si uno sigue las instrucciones siempre se podrá disfrutar de un postre sensacional.

Con el tiempo he compartido la receta con otras personas, y han obtenido muy buenos resultados, pero un par de personas me han dicho que no les gustó postre ya que no les quedó igual que el mío.  Al consultarles descubrí el problema, omitieron algunos ingredientes o los sustituyeron por otros.

El apóstol Pedro también nos brindó una receta para llevar una vida cristiana efectiva.  Los dos principales ingredientes son: el poder de Dios (1 Pedro 1:3) y sus extraordinarias promesas (2 Pedro 1:4).  Cuando logramos mezclar bien Su poder y Sus promesas, en nuestras creencias y forma de vivir, nos convertimos en mejores personas y somos más como Cristo.

A parte de estos dos ingredientes principales, Pedro añadió otros ingredientes a nuestra fe: virtud, conocimiento, dominio propio, perseverancia, piedad, amor fraternal, y amor (1 Pedro 1:5-7).  Si los mezclamos todos, seguramente llevaremos una vida más plena (1 Pedro 1:8).

Cualquiera que omita algunos de estos ingredientes, cosechará las consecuencias de una vida sin sentido y con un destino eterno alejado de Dios (1 Pedro 1:9).

  1. No cambies los ingredientes de Dios, si lo haces, no le eches la culpa a Él cuando las cosas empiecen a ir mal, solamente Su receta produce bienestar espiritual.
  2. La obediencia a la Palabra de Dios, es el inicio de una vida agradable ante sus ojos.

HG/MD

“Por eso, hermanos, procuren aun con mayor empeño hacer firme su llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezarán jamás” (1 Pedro 1:10).