Lectura: Lucas 15:1-10
En la iglesia estaban realizando los preparativos para una obra de teatro que contaba parte de lo que el Señor hace por nosotros como, por ejemplo, ser el buen pastor de su rebaño.
Para hacer esto realidad, muchas personas se ofrecieron como voluntarios para colaborar y también instalar parte del escenario que requerían para la obra; unos ayudaron con los trajes, otros con paja, y algunos ofrecieron traer animales de granja, entre ellos una oveja.
Mientras estaban en medio de todos los preparativos, la oveja se escapó y se dirigió al área de estacionamiento, y en cuestión de segundos se perdió en el pequeño bosque que estaba detrás de la iglesia. Lo que había pasado fue que el muchacho encargado de encerrar a los animales había olvidado trabar la cerradura del corral donde estaba la oveja. Cuando se dieron cuenta de lo sucedido, llamaron a la policía y a algunos amigos, quienes buscaron desesperadamente por todas partes al animal hasta que oscureció. Muchos oraban para que apareciera la pobre oveja.
Al día siguiente, salieron a poner carteles que decían: “Se perdió una oveja”. Fueron a la gasolinera y, allí, un cliente quien escuchó lo que hablaban dijo: “¡Me parece que sé dónde está!”. Un vecino suyo la había visto en su granja y la había metido en el corral para que pasara la noche.
Sabes, al Señor le siguen interesando las ovejas perdidas, incluidos tú y yo. Jesús vino del cielo a la Tierra para mostrarnos su amor y salvarnos (Juan 3:16), y no escatima esfuerzos para encontrarnos (Lucas 19:10).
- El Señor está buscando siempre a ovejas perdidas, permite que Él te lleve al corral.
- El Señor te ama tanto que dejó todo lo que tenía para venir a salvarte.
HG/MD
“Y, cuando llega a casa, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Gócense conmigo porque he hallado mi oveja que se había perdido” (Lucas 15:6).
Hermosa Palabra..Esta tan clara y bien explicado que la voy a llevar al grupo de niños de mi iglesia ⛪️