Lectura: Lucas 1:39-55

Luego que el ángel se marchara, María decidió ir a visitar a su parienta Elizabeth. Talvez fue por lo que el ángel Gabriel le dijo:  También tu parienta Elisabet, la que llamaban estéril, ha concebido un hijo en su vejez, y ya está en su sexto mes de embarazo.”. -Lucas 1:36.

Quizá María estaba emocionada por el embarazo de su parienta Elizabeth. Quizá quería celebrar con ella y

Zacarías, las increíbles noticias del embarazo, luego de haber estado orando por ellos durante muchos años.

También tal vez María está luchando con el hecho que ella estaba encinta fuera del matrimonio y no estaba segura de cómo manejar la noticia con José y su familia. Posiblemente fue para buscar consejo donde sus parientes Zacarías el sacerdote y su esposa.

Cualquiera que hayan sido las razones, María se prepara y se apresura para ir a un pueblo en la región montañosa de Judea.  Ella viajó desde Nazaret al sur de Jerusalén donde Zacarías y Elizabeth vivían (130 millas ó 208 km aproximadamente).  Este era un viaje muy largo y peligroso, especialmente para una muchacha joven que estaba embarazada. Le pudo haber tomado hasta 4 semanas el llegar, dependiendo del tiempo del año, la ruta utilizada y si viajaba sola o en una caravana. Simplemente no sabemos. Cuando María llega, hay un  encuentro milagroso entre las dos mujeres y sus bebés. Cuando Elizabeth escucha el saludo de María, Juan salta en su vientre y es llena del Espíritu Santo.

María realiza un cántico luego de oír las palabras de bendición que Elizabeth dijo llena por el Espíritu Santo: Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y tu hijo es bendito.  Eres bendita porque creíste que el Señor haría lo que te dijo» -Lucas 1:42, 45.

María llena de gozo, exclama un cántico de adoración y gloria a Dios. Lucas: 1:46-47 dice: “Oh, cuánto alaba mi alma al Señor. ¡Cuánto mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador!.  María comprendió claramente que el niño que ella llevaba no era sólo el Salvador de su pueblo Israel, también era su Salvador personal.

  1. Toma algún tiempo para meditar en el hecho que Jesús es verdaderamente tu Salvador personal.
  1. Si no es así no dudes más y así como María reconócelo y acéptalo como tu Salvador personal, no te arrepentirás.

SL/ME

Jesús: Dios mi Salvador.   ¡Cuánto mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador!” – Lucas 1:47

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.