Lectura: Santiago 5:7-11

El agricultor se levanta muy temprano cada día para cuidar sus siembras, está atento a las necesidades de cada planta: el agua, fertilizante cantidad de luz y sol, eliminación de plagas; esperando la cosecha con paciencia y esperanza.

De forma muy similar, cada creyente espera con paciencia y esperanza el regreso del Señor, momento en el cual será recompensado con una vida eterna a Su lado.  En contraste, el Señor juzgará a quienes no hayan confiado en Él, como Señor y Salvador de sus vidas.

Al teólogo alemán Helmut Thielicke (1908-1986), le hicieron la siguiente pregunta: ¿qué le vas a decir a Jesús cuando lo veas?  Se tomó un segundo para pensarlo y contestó de la siguiente manera: “¡Sabía que hablabas en serio Señor!”.

Así como le sucede al agricultor, no todos tus años serán buenos, en algunos años tendrás cosechas malas, e incluso existirán años en los cuales pierdas toda la cosecha que esperabas, dicho de otra forma, habrán años en esta tierra en los que te toque sufrir y estar desanimado, pero en esos momentos debes recordar lo que se nos dice en Filipenses 1:29: “Porque se les ha concedido a ustedes, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él sino también el de sufrir por su causa”.

Aunque en algunos momentos las circunstancias parezcan sombrías, te espera un día mejor.  Puedes estar seguro de que existe un Juez justo que cuida de los suyos y que a su debido tiempo te recompensará con bendiciones celestiales (Efesios 1:3).

  1. La esperanza de que Jesús regresará, te debe animar aun en el valle de sombra de muerte.
  2. El que da testimonio de estas cosas dice: “¡Sí, vengo pronto!”. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! (Apocalipsis 22:20).

HG/MD

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.” (Efesios 1:3).