Lectura: 2 Crónicas 25:1-16

Luego de haber experimentado un éxito en nuestras vidas, tomemos un momento para revisar nuestro equipaje, puede ser que hayamos vuelto a casa con algo que definitivamente no necesitamos.

En la lectura devocional leímos del rey Amasías que luego de seguir el buen consejo de un hombre de Dios, obtuvo una gran victoria en el campo de batalla (2 Crónicas 25:7-12).  Pero por increíble que parezca Amasías volvió con algo que no debía en su equipaje: “trajo consigo los dioses de los hijos de Seír y los puso como dioses para sí, y se inclinó ante ellos y les quemó incienso” (v.14).

Existe un momento crítico luego de cualquier éxito en nuestras vidas en el cual somos especialmente vulnerables, ya que puede asomarse una pequeña tentación llamada orgullo y arrogancia, podemos pensar que hemos logrado la victoria tan sólo por nuestras propias y maravillosas habilidades; que en realidad nos merecemos todos los halagos aun de las personas que sabemos que no tienen las mejores intenciones; cuando nos sentimos alegres porque hemos derrotado a nuestro rival al ganar la mejor calificación; o al convertirnos en jefes de quienes nos adversaban y que ahora podemos hacerles pasar un mal rato.

Al hacer esto, estamos trayendo a nuestras vidas todas aquellas injusticias por las cuales en algún momento luchamos, y que sabemos son incorrectas; esas cosas malas que traemos de vuelta del campo de batalla se convertirán en la razón de nuestra caída.

  1. Nunca olvidemos agradecer a Dios primeramente por las victorias que hemos obtenido, no agreguemos a nuestro equipaje cosas que no necesitamos.
  • El mayor enemigo en la vida cristiana es el exceso de confianza en nosotros mismos.

HG/MD

“Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia” (Colosenses 3:12).