Lectura 2 Crónicas 33:1-20

Durante gran parte de su reinado como rey, Manasés sacrificó a sus propios hijos a los ídolos, cruelmente asesinó personas, y practicó todo tipo de males. Sin embargo después de que se arrepintió de equivocada manera de vivir, comenzó a adorar a Dios, su conducta fue alterada radicalmente.

La vida de Manasés ilustra la verdad que lo que creemos en lo más hondo de nuestro ser, tiene un profundo efecto en nuestro comportamiento. Es por eso que la anarquía y la violencia de nuestros días no deberían sorprendernos. ¿Qué podemos esperar de la gente, cuando se les ha enseñado que la creencia en Dios y estándares absolutos son meras supersticiones? Es por ello que no es de extrañar que engañar y mentir sean parte de lo común en nuestras escuelas y que el embarazo adolescente ya no sea un tema de preocupación en nuestros sistemas educativos. No es de extrañar que la violencia y los crímenes sean noticia permanente en los noticiarios y que formen parte de nuestro diario vivir.

La única solución real a este problema es retornar a la creencia en Dios, tal como se nos ha sido revelada en la Biblia. La vida de Manasés fue cambiada drásticamente, y las vidas de la gente hoy en día también podrían ser transformadas si escucharan las verdades de la Biblia y respondieran con una fe obediente a sus enseñanzas.

Dado que, lo que creemos es tan importante, no sólo necesitamos las verdades de la Palabra de Dios que nos pueden salvar de una eternidad sin Cristo, sino que también necesitamos aprender y poner en práctica las verdades que pueden impedirnos cometer trágicos errores en esta vida. Tenemos que mantener frescas en nuestras mentes las creencias que cambiaron nuestras vidas.

1. Mantente constante en la Palabra de Dios y no caerás en el error.

2. Que la lectura de la Biblia y la oración sean parte trascendental en tu relación diaria con Dios y pídele a Dios que te muestre un lugar al cual puedas asistir y donde prediquen fielmente Su Palabra.

NPD/HVL