Lectura: Salmos 17:1-9
En el periodo que siguió a la destrucción del Huracán Katrina del sur de los Estados Unidos, a menudo los medios hacían referencia a las familias y las personas desplazadas como “refugiados”. Para algunos, este término se consideraba como un insulto, así que esto dio lugar a que los periodistas a pelearse por otra palabra que no se percibiera como negativa. Se decidieron por la palabra evacuados.
En realidad, la palabra refugiado está llena de esperanza. Un diccionario la define como: “alguien que huye en busca de refugio, como en tiempos de guerra, de opresión política, o de persecución religiosa”. Refugiado viene de la palabra refugio, que habla de seguridad, protección, y atención a los que sufren. Habla de un puerto seguro en un mundo lleno de tormentas.
El refugio es lo que más anhelan aquellos que han sido maltratados por las tormentas, las tragedias, y los desastres de la vida. Puede que busquen cobijo en los brazos de Dios, quien es el Único que puede darnos refugio y que anhela cubrirnos, protegernos y conservarnos.
Jesús les dijo a los quebrantados de Su tiempo, “¡Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas!” (Mateo 23:37). El sigue ofreciendo refugio a los corazones que sufren en nuestro tiempo, si tan solo buscamos Su cuidado y confiamos en Su corazón.
1. ¿Necesitas refugio, el Señor está dispuesto a ser tu refugio, tan sólo espera que le pidas Su ayuda?
2. Invita a otros, para que también se salven en el Refugio del Señor, asi como alguien lo hizo por ti.
NPD/WEC