Lectura: Proverbios 10:11-21

No hace mucho, un amigo escribió un largo relato de sus veranos trabajando en un centro turístico de montaña durante sus años universitarios. Como yo había trabajado allí también, y sus historias de personas, lugares y acontecimientos me trajeron una avalancha de recuerdos maravillosos. No fue sino, hasta que llegué al final de su relato que me di cuenta de algo sorprendente acerca de lo que había escrito.   Me dispuse a realizar un recuento través de las páginas y comencé a contar las personas mencionadas.  En total, mencionó acerca de cincuenta de sus compañeros de trabajo por nombre y dijo algo positivo acerca de cada uno de ellos.

Se me hizo reflexionar sobre el impacto de mis palabras, y me pregunté: “¿Lo que yo digo a la gente le lleva aliento y afirmación?  ¿Hablo generalmente de lo que está mal con los demás, o de lo que hacen bien? ¿Soy fundamentalmente positivo o negativo?”

Proverbios 10:11 describen la boca de los justos: “son como una fuente que da vida” El versículo 20 llama a la lengua del justo: “Plata refinada.” El versículo 21 dice que “Las palabras del justo animan a muchos” Las dos constantes son:

Una persona que es justa delante de Dios, está bien consigo misma y lo refleja

Las palabras que salen de su boca, nutren y renuevan otros.

Al igual que nuestro Salvador, quien dijo palabras que dan vida, podemos animar y levantar el ánimo de los demás, debido a lo que decimos acerca de ellos.

¿Sería la forma en la que vives, un tema para que otros hablen bien?

Una palabra bien elegida, puede decir mucho más que muchas sin sentido.

NPD/DCE