Lectura: 1 Samuel 26:1-9

A un empleado de una tienda por departamentos, lo atraparon a la hora de salida de su turno laboral, pues había robado varios pantalones.  Cuando le preguntaron, ¿por qué has cometido este crimen?,  el joven respondió de forma natural: “En realidad no robe, fue tan sólo una compensación, pues el dueño no me paga muy bien y con esto esperaba poder completar lo que merezco que me paguen”.  Esa es una razón superficial para explicar su conducta pecaminosa.

En el pasaje que leímos en 1 de Samuel, el rey Saúl perseguía a David.  Una noche David y sus amigos entraron en el campamento de Saúl, y se dieron cuenta que el rey y sus hombres se encontraban en un profundo sueño.  En ese momento Abisai solicitó el permiso de David para matar a Saúl, con el argumento de que esa era una “oportunidad” que Dios había concedido para deshacerse de su enemigo.  David pudo haber aceptado la propuesta, sin duda en su mente aun recordaba la vez anterior en que pudo haber matado a Saúl.  En aquel momento Saúl lloró al enterarse de la misericordia de David, y llegó a declarar que David era apto para ser el próximo rey de Israel, y por un tiempo incluso abandonó la persecución contra él.

Pero para este momento Saúl había borrado de su mente aquella misericordia mostrada por aquel joven.  Quizás David pudo pensar: “Lo perdoné una vez, Dios me está otorgando una segunda oportunidad para eliminarlo”.  David quitó de su mente ese pensamiento, pues sabía que no era bueno matar al hombre que había sido ungido por Dios para que fuera rey de Israel, es por ello que no hizo esa maldad.

  1. Quizás te han tratado injustamente y eso hace que sea sencillo pensar que mereces vengarte de tu enemigo, haciéndole cosas peores que las que esa persona te ha hecho a ti. Cuando estés frente a esta tentación, no cedas a ella, recuerda a David, haz lo correcto.
  2. Cuando pidas justicia para ti, recuerda que tú fuiste perdonado, y debido a ello, Dios no te aplicó lo que en verdad merecías.

HG/MD

“Esta es la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen. Pues no hay Esta es la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen. Pues no hay distinción  porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,  siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús.”  Romanos 3:22-24