Lectura: Juan 18:28-38

A pesar que pudo haber sido el mayor descubrimiento de su vida, Pilato no pudo entender ante quien estaba realmente.  Directamente, el Señor le dijo que había venido a este mundo para dar testimonio de la verdad, lo cual lo llevó a preguntarle al Señor: “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38).

El hábil político romano había hecho la pregunta correcta a la persona correcta, lo que no pudo entender es que la verdad estaba claramente frente a él.  En lugar de caer de rodillas entendiendo que estaba delante de Dios, y comprender que él sin duda era una persona pecadora que debía arrepentirse de sus actos, sólo atinó a decir: “Yo no hallo ningún delito en él”.

Es un hecho, todos en algún momento de nuestra vida nos encontraremos en la misma posición que Pilato, y estaremos delante de Jesús, quien sigue afirmando algo que nadie más puede decir: “Yo soy la verdad” (Juan 14:6).

Durante la historia de la humanidad nos hemos topado con muchos líderes religiosos, pero ninguno ha afirmado que es la verdad y lo ha comprobado resucitando de entre los muertos.  Miles de millones se han encontrado con Jesús y han creído que sus palabras son correctas y nos pueden dar vida eterna.

  1. ¿Has encontrado la respuesta a la pregunta más importante de tu vida? ¿Qué es la verdad? Si aun no la has encontrado, considera lo que Jesús dijo en Juan 14:6: “…Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.”
  2. Conocer a Jesús es conocer la verdad.

HG/MD

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14:6).