Lectura: Isaías 55:1-2

Era el quinto restaurante de comida rápida que visitaba esa mañana junto con su pequeña niña de 4 años, y ya estaba al borde del colapso.  Su visita no era porque la niña tuviera hambre, sino porque estaban buscando su personaje favorito de película que estaba incluido en las cajas de alimentos para niños.

En realidad, no es ninguna sorpresa que la mayoría de los niños se sientan atraídos por los restaurantes de comida rápida, por supuesto no necesariamente por las hamburguesas, sino por los juguetes que tienen “incluidos” en sus cajas de alimentos para niños.   Tan sólo una cadena de comidas rápidas en los Estados Unidos, entrega en promedio más de 50 millones de figuras de acción durante cada una de sus promociones.  

Sin duda, este no es el problema más importante que enfrenta nuestra cultura de consumo. Pero, en nuestra búsqueda de la satisfacción temporal o espiritual, sin saberlo, podemos estar cambiando fácilmente lo que necesitamos, por lo que queremos.

Por medio del profeta Isaías, Dios puso su dedo en esa condición: “¿Por qué gastan el dinero en lo que no es pan, y su trabajo en lo que no satisface? Óiganme atentamente y coman del bien, y su alma se deleitará con manjares.” (Isaías 55:2).

Sabemos que Isaías no estaba hablando de comida física, se refería al alimento espiritual. Cuando nos acercamos a Dios Todopoderoso a través de su Palabra y la oración, estamos buscando alimento verdaderamente provechoso para nuestra alma.

  1. Tú eliges, ¿quieres empezar a alimentarte diariamente y por ende a fortalecerte con la Palabra de Dios y la oración, o quieres padecer de malnutrición espiritual, perdiendo el tiempo en la búsqueda de cosas de poco provecho?
  2. Una Biblia bien leída es la compañera ideal para un alma bien alimentada.

HG/MD

“Oh, todos los sedientos, ¡vengan a las aguas! Y los que no tienen dinero, ¡vengan, compren y coman! Vengan, compren sin dinero y sin precio vino y leche” (Isaías 55:1).