Lectura: Mateo 1:18-25

Es un hecho muy común que antes de iniciar los campeonatos deportivos en los diversos países, los equipos realicen movimientos de compra y venta de jugadores, esto con el fin de asegurarse tener una buena temporada y si es posible el campeonato, no obstante, el éxito también depende de cuánto presupuesto tenga cada equipo para realizar esas contrataciones estrella.

Es por ello que todos los aficionados quedaron emocionados, cuando el jugador estrella de uno de los equipos no tan conocidos, les prometió lo siguiente: “Este año vamos por el campeonato”; mientras tanto otros criticaron al jugador diciendo que lo dicho por él era tan sólo una estrategia publicitaria.

Sin lugar a dudas los judíos en los tiempos de Jesús y quienes vivían bajo el dominio romano, se preguntaban si Dios algún día haría realidad la promesa de enviarles a un Libertador que restauraría la gloria de Israel y perdonaría sus pecados (Isaías 1:26; 53:12, 61).

Los años pasaban, y su esperanza había decaído; por 400 años no habían tenido una comunicación directa de Dios.  Pero algo sucedió, en el momento preciso, un ángel les anunció a María y José las buenas nuevas, que ella daría a luz a un Hijo, “y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

  1. La natividad de Jesús es una evidencia de que Dios cumple sus promesas.  Él dijo que enviaría un Libertador y lo hizo, vino para rescatarnos de una esclavitud más terrible que la humana, nos rescató de la sentencia de muerte que existía sobre nosotros a causa de nuestros pecados.
  2. Puedes estar seguro de que Dios cumple sus promesas.

HG/MD

“Ella dará a luz un hijo; y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).