Lectura: Filipenses 1:19-26

El pasado mes de febrero, los habitantes de Savannah, Tennessee, tuvieron que hacer frente a una decisión de vida o muerte cuando el río Pearl, uno de los afluentes del gran río Misisipi, empezó a subir a una velocidad de 30 cm por hora hasta llegar a los 11 metros sobre su nivel normal.  Las autoridades locales les solicitaron a los vecinos evacuar el lugar.

La mayoría salió voluntariamente, pero algunos se negaron a salir debido al temor a los saqueadores o porque desestimaron la gravedad de las inundaciones.  Sin embargo; aunque podamos comprender por qué es difícil para las personas desprenderse de sus posesiones, e intentan protegerlas y no abandonar lo que tanto les ha costado, en ocasiones debemos hacerlo.

En nuestra lectura devocional, el apóstol Pablo habló con respecto a estar dividido entre dos situaciones, “Me siento presionado por ambas partes…” (Filipenses 1:23).  Quería estar con el Señor Su Salvador en el cielo, pero también sabía que Dios le había dado un propósito para cumplir mientras estuviera acá en la tierra.  Su corazón se debatía entre su deseo de estar con Jesús y su llamado a servir a otras personas.

Si has puesto tu confianza en Jesús como tu Señor y Salvador, puedes entender el dilema que tenía Pablo.  Tienes muchos deseos de estar con Jesús y al mismo tiempo te das cuenta que Dios tiene la razón para dejarte en este mundo con todas sus cosas buenas y malas.

  1. El momento de irse de este mundo es una decisión de Dios, así que enfoca tu vida en Él mientras vivas.  Dale a Jesús cada día de tu vida, sigue viviendo para Él y rescatando a otros.
  2. Las personas que tienen su mirada puesta en Dios, son las que hacen el mayor bien en la tierra.

HG/MD

“Me siento presionado por ambas partes. Tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses 1:23).