Lectura: Hechos 20:17-38
Como parte del esfuerzo de recolección de recursos en la Segunda Guerra Mundial, se usó mucho la frase: “Dar hasta que duela”, haciendo referencia a la necesidad imperiosa de contar con recursos para defender al país en momentos de gran oscuridad a nivel mundial.
Pero, este slogan o frase también se puede utilizar para la vida cristiana y el mejor ejemplo de este principio es nuestro Señor, quien se dio totalmente hasta dar la última gota de su sangre por amor a nosotros, Jesús es por excelencia el sinónimo para esa frase.
Si estás caminando con Jesús y todavía te duele dar tu tiempo, tu esfuerzo, tus lágrimas, tus talentos y tus recursos a Dios, es porque todavía no has aprendido a dar lo suficiente. No te equivoques, Dios no pide que le des a su causa para procurar su propio bien, después de todo Él no necesita tus regalos, más bien quiere que des para tu propio beneficio, para que aprendas la lección de que: “Es mejor dar que recibir” (Hechos 20:35).
El apóstol Pablo lo explicó de manera extraordinaria utilizando las siguientes palabras: “Este es el Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él. Y como es Señor del cielo y de la tierra, él no habita en templos hechos de manos, ni es servido por manos humanas como si necesitara algo, porque él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:24-25).
Tu lema siempre ha de ser, según la Escritura: “Dar hasta que se sienta bien”.
- Ser generoso con lo que Dios de su gracia te ha dado, es parte de la alegría que quiere que sientas cuando puedes ayudar a otros, y además es necesario para que sientas un poco de lo que Dios te da cada día aun sin merecerlo.
- Dar nunca debe dolerte, más bien debe ser algo natural como tomar agua para calmar la sed.
HG/MD
“En todo les he demostrado que trabajando así es necesario apoyar a los débiles, y tener presente las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).