Lectura: Mateo 16:21-28

Un hombre que habitualmente dormía todo el tiempo que podía, se despertó un día más tarde de lo habitual. Al mirar el reloj, salió disparado de la cama, se puso su ropa, se echó agua fría en la cara, rápidamente se peinó, se tragó un vaso de leche, agarró su maletín, le dio un beso a su esposa mientras corría hacia la puerta,  luego se dirigió a abordar el autobús.  Inmediatamente el bus siguió su camino y que comenzó a alejarse.  Dejó caer la moneda en la maquina cobradora, y tambaleó por el pasillo hasta llegar a un asiento. De repente, miró a su alrededor y sin aliento dijo: “¿Hacia dónde se dirige este autobús?”

Esta historia me recuerda a muchas personas en la actualidad.  Que toman con toda prisa las actividades cotidianas, y se no detienen para asegurarse que van en la dirección correcta.

¿Sabes en qué dirección te diriges? Si estás en la ruta de cumplir tus deseos egoístas debes preguntarte “¿Hacia dónde va mi vida? ¿Soy yo quién escogí la dirección equivocada?  Si es así, debo cambiar el curso de mi vida confesando mi pecado a Cristo y pidiéndole Su perdón.  Entrega toda tu vida a Él, y deja que Él tome el control de tu vida (Mt.16:24). Sólo así estarás en el camino de la verdadera alegría y satisfacción en esta vida, y tendrás la recompensa eterna en la vida venidera (v.28).

1. Dejemos los placeres vanos y sin sentido de la tierra, para buscarlo en Él, sólo así empezaras a tener una vida plena.
2. Muchas personas están divirtiéndose, pero van por el camino equivocado.

NPD/RDH