Lectura: Proverbios 16:1-9

Estaba en lo mejor de su carrera profesional; Chuck Colson (1931-2012), era uno de los consejeros del presidente Richard Nixon (1913-1994). Estaba subiendo como la espuma, pero de repente llegó lo inesperado, el escándalo de Watergate por el cual terminó en prisión.

Durante su estancia en la prisión, el Señor tocó su corazón y reconoció su pecado, y aceptó a Jesús como su Señor y Salvador. Con el tiempo la condena llegó a su fin y a partir de ese momento desarrolló un ministerio dirigido a aquellos que como él habían llegado a una cárcel debido a sus errores, lo cual con el tiempo resultó ser muchísimo más gratificante para él que su vida en la política, pero sin Dios.

Así como el señor Colson, nosotros podemos tener una vida llena de sueños y planes, pero quien tiene la última palabra siempre será el Señor, y Él puede tener planes diferentes para nuestras vidas.

Es normal que durante el transcurso de nuestra vida experimentemos cambios de dirección; muchas veces planeamos hacer una cosa y terminamos haciendo otra.  Si hemos depositado nuestra confianza en Él no debemos asustarnos ni desesperarnos cuando los planes fallan, o cuando la vida cambia sin que lo esperemos.

No estamos diciendo que no debamos hacer planes, de hecho, es sabio hacerlos; sin embargo, no podemos perder de vista que el Señor es el Único quien a la larga nos dirige de acuerdo con Su voluntad.

  1. Su camino siempre es mucho mejor que el que podríamos haber escogido nosotros.
  2. Haz planes, pero usa un lápiz pues Dios puede utilizar un borrador.

HG/MD

“El corazón del hombre traza su camino, pero el Señor dirige sus pasos” (Proverbios 16:9).