Lectura: Marcos 10:35-45

En uno de sus sermones Martin Luther King (1929-1968) se refirió a la enseñanza del servicio que Jesús comparte en Marcos 10.  En una parte de su predicación dijo lo siguiente: “Todos pueden ser grandes, porque todos pueden servir. No necesitas tener un título profesional para hacerlo. No tienes que ser capaz de hablar correctamente para servir. Tampoco hace falta que sepas sobre Platón y Aristóteles […]. Lo único que necesitas es tener un corazón lleno de compasión, un alma regenerada por el amor”.

Y es que en ocasiones nos sentimos como una piedrita perdida en la inmensidad de una montaña. Pero, sin importar cuán insignificantes nos consideremos, Dios puede utilizarnos de una manera grandiosa.

Cuando los discípulos de Jesús discutían sobre quién ocuparía los lugares privilegiados en el cielo, Él les aclaró lo siguiente: “… cualquiera que anhele hacerse grande entre ustedes será su servidor, y cualquiera que anhele ser el primero entre ustedes será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:43-45).  No somos piedritas perdidas, tenemos un propósito y una razón de ser en Cristo (1 Pedro 2:21)

  1. ¿Y nosotros? ¿Tenemos el mismo concepto sobre la grandeza? ¿Servimos con alegría y realizamos tareas que pueden pasar inadvertidas?
  2. ¿Nuestro propósito al servir es agradar al Señor, o ganar el reconocimiento de los demás? Si estamos dispuestos a ser siervos, nuestra vida señalará a Aquel que es verdaderamente grande.

HG/MD

“Pero no es así entre ustedes. Más bien, cualquiera que anhele hacerse grande entre ustedes será su servidor” (Marcos 10:43).