Lectura: Salmos 142:1-7
Un rey colocó una pesada roca en uno de los principales caminos de su reino, se escondió y esperó para averiguar cuál de los aldeanos la quitaba. Muchos que pasaron por aquel camino, se quejaron y culparon al rey y a los encargados de mantener en buen estado los caminos, pero ninguno de ellos se dio a la tarea de quitar aquella roca. Otros que pasaban, se preguntaron quien había hecho esa broma, pero tampoco hicieron nada por resolver el asunto. Finalmente, un campesino humilde, se detuvo, vio la situación, tomó una vara y con ella hizo palanca y movilizó la roca a un lado del camino. Para su sorpresa encontró debajo de aquella gran piedra, una bolsa de oro y joyas valiosas con una nota que decía: “Gracias por quitar este obstáculo que impedía que otros transitaran con seguridad, Atte, el Rey”.
Hay ciertas lecciones en la vida del creyente, que sólo se pueden aprender cuando pasamos por el valle de angustia. Es una realidad que un creyente que ha pasado por circunstancias difíciles en su andar con Dios, ha profundizado su relación con Él, y es un alma sensible, llena de compasión por el sufrimiento de otros, y valora más su relación con Dios.
En esta semana de reflexión, otro elemento importante que debemos tener en cuenta es la lección que quiso darle el rey a la gente de su pueblo. De igual forma nuestro Rey y Señor, ha puesto en cada una de nuestras pruebas una bendición. Los obstáculos que encontramos en nuestro camino de fe, están ahí con un propósito superior; con ellos Dios prueba nuestra fidelidad, hace que nuestra atención se vuelva hacia el cielo y nos brinda la bendición de ser sus hijos e hijas.
- Durante su ministerio, nuestro Señor también tuvo muchos momentos difíciles, incluida la última semana de su presencia física en esta tierra, pero soportó todo eso porque sabía que había un plan maestro que sería de bendición para toda la humanidad. De igual forma, debajo de la roca de prueba que todos estamos pasando y que tiene afligidas a muchas personas, existe una bendición para tu vida, deposita tu carga sobre el Señor y con el tiempo obtendrás el alivio divino (Mateo 11:28-30).
- Hoy no es tiempo de quejas, es tiempo de esperar en Dios.
HG/MD
“Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar” (Mateo 11:28).