Lectura: Éxodo 2:11-22
En los países donde cae nieve, muchas plantas tienen mecanismos que les permiten sobrevivir a este clima tan crudo y que las salvan de una muerte segura. Esto lo logran permaneciendo bajo tierra hasta que es seguro volver a salir.
El mecanismo que aplican es el siguiente: antes de que llegue la nieve y el terreno se congele, se despojan de sus hermosas flores y se retiran a un sitio donde pueden descansar y ahorrar energía para la próxima estación. Aunque parecen estar muertas, no es así; solo están inactivas. Cuando se derrite la nieve y el terreno se ablanda, vuelven a elevar sus cabezas hacia el cielo, saludando con colores brillantes y dulces fragancias a su Creador.
Muchas veces las estaciones de la vida también exigen que entremos en un período de latencia. No estamos muertos, pero sentimos que nos hemos vuelto invisibles e inútiles. Incluso, dudamos de que Dios vuelva a utilizarnos.
Moisés experimentó un período de este tipo. Después de matar al egipcio que había herido a su compatriota hebreo, tuvo que huir a una tierra distante para resguardar su vida (Éxodo 2:11-22). Allí, el Señor lo protegió y lo preparó para la mayor tarea de su vida (Éxodo 3:10).
Tal como sucede con las plantas, esas etapas suceden para protegernos y prepararnos. Cuando llegue el momento y las condiciones apropiadas, el Señor volverá a llamarnos para que le sirvamos y adoremos.
- No te desanimes, nunca somos invisibles para Dios.
- En ocasiones tendremos que bajar las revoluciones de la vida para ver si estamos en verdad siendo efectivos en nuestro servicio para el Señor; ora a Dios para que te guie durante este proceso y consulta con buenos creyentes para que te aconsejen.
HG/MD
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).
hermoza ense;anza