Lectura: Salmos 23:1-6

Una pareja disfrutaba de un paseo por la hermosa ruta panorámica de un Parque Nacional. Este hermoso viaje los llevó a través de prados, montañas y cascadas.  Cada curva en el camino les presentaba otro paisaje inesperado, imponente y con una vista extraordinaria.  Cuando hacemos este tipo de paseos y salimos de la ciudad, estamos haciendo higiene mental y nos desprendemos de la convulsa y desgastante rutina diaria.

De cierta forma, vivir para Jesús es como conducir por una carretera de montaña llena de curvas, valles y paisajes inesperados.   En cualquier momento nos podemos encontrar en las profundidades de un valle, donde no podemos apreciar las hermosas montañas a la lejanía.   Pero, cuando nos encontramos en esos valles que en ocasiones pueden ser tenebrosos, es una realidad que encontraremos el coraje y la fuerza en Dios para seguir adelante.

“Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” Salmos 23:4.

La Palabra de Dios nos dice que las misericordias y bondades son “nuevas cada mañana” (Lamentaciones 3:22-23).  Del mismo modo cada nuevo día nos presenta un desafío diferente, el Señor revela la belleza de su carácter, el cumplimiento de sus promesas, y una provisión fundamentada en la oferta de su gracia.

No sabemos lo que el día de hoy nos pueda traer, pero lo que sí sabemos es que Dios nos va a sorprender con sus inagotables y siempre nuevas misericordias.  Aun en las profundidades de los valles tenebrosos, sus montañas son mucho más impresionantes.

  1. Confiemos en Dios, pongamos nuestra fe en acción, Él sabe lo que es mejor y quiere hacer de nosotros una mejor obra maestra.
  2. Donde Dios guía también provee un camino.

HG/MD

“Por la bondad del Señor es que no somos consumidos, porque nunca decaen sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22-23).