Lectura: Santiago 4:13-17

Hace unos tres años, un 31 de diciembre, estábamos disfrutando de la compañía de unos amigos en el almuerzo. Cuando acabamos, nos despedimos para dirigirnos cada uno a pasar las últimas horas del año con nuestras respectivas familias y no faltaron las “frases” de fin de año: “Nos vemos dentro de un año”; otro dijo: “Sí…, nos vemos en la siguiente hoja del calendario”, queriendo decir que nos veríamos al siguiente día, que sería el siguiente mes, del próximo año. Y el último dijo: “Nos vemos del otro lado”.  Me pareció extraño, pero rápidamente entendí que era una frase sarcástica. 

No obstante, esta última frase también suele usarse en relación al cielo, me hizo pensar en la incertidumbre de la vida y me pregunté: “¿Quién estará aquí dentro de un año? ¿Será que alguno de nosotros se encontrará para ese entonces del otro lado, en el cielo?”

Por supuesto, ninguno de nosotros sabe que pasará dentro de un año, es más, nadie sabe lo que ocurrirá en los siguientes 5 segundos.  En su carta, Santiago escribió sobre la realidad de la incertidumbre de la vida.  Hizo un fuerte llamado de atención a unos comerciantes codiciosos, por jactarse de lo que harían ese mismo día, el siguiente y hasta un año después (Santiago 4:13).  Por supuesto, su pecado no estaba en que hicieran planes, sino en que se olvidaran de Dios y que presumidamente hablaran de negocios, sin saber si en realidad los podrían hacer.

Además, Santiago nos recordó la temporalidad tan corta de nuestra vida: “Ustedes, los que no saben lo que será mañana, ¿qué es su vida? Porque son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14). 

Estas palabras me hacen pensar en que muchas veces tenemos el propósito incorrecto en nuestras vidas, si bien es cierto necesitamos ser responsables y velar por el bienestar de nuestras familias, esto no debe hacernos olvidar la gran verdad sobre lo que es más importante: las inversiones en los tesoros celestiales, las cuales rinden un número inimaginable de veces mayor en la eternidad, que cualquier inversión aquí en la tierra (Mateo 6:19-20).

  1. Cuando hacemos planes, siempre debemos incluir en ellos al Señor, “…deberían decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”.
  2. Dejar a Dios fuera de las decisiones de nuestra vida, implica que creemos que somos autosuficientes, y eso es un gran error, tan sólo recordemos las palabras de Proverbios 4:12: “Hay un camino que al hombre le parece derecho, pero que al final es camino de muerte”.

HG/MD

“Más bien, deberían decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:15).