Lectura: Isaías 12

Un niño de dos años, tenía bien puesto su cinturón de seguridad, en el asiento especial para niños de la parte trasera de la camioneta de su abuelo.  Estaba atento que su papá y abuelo terminasen de hablar para ir a dar un paseo en el auto.  Su madre le dio una caricia en su casa y le preguntó: “¿A dónde vas Juan?”, “No sé” respondió el niño levantando sus hombros.

“¿Qué vas a hacer?” le preguntó su mamá, un certero “no sé” fue nuevamente la respuesta.

“Bueno”, preguntó, “¿quieres entrar a la casa conmigo?

“No”, le dijo el pequeño rápidamente al tiempo en que se colocaba aún más fuerte en el asiento esperando que su aventura diera inicio.

Días después la madre pensando en ese incidente, meditó en lo siguiente: “Ese niño me enseñó una lección  que yo necesitaba en aquel momento”.  Pronto iba a tener otro bebé y tenía razones para sentirse insegura de lo que le esperaba.  “El niño no sabía a dónde iba, ni lo que iba a hacer, pero confiaba en su abuelo completamente.  La confianza del niño en su abuelo es la clase de confianza que necesitamos tener en nuestro padre Celestial”

Si te encuentras en uno de esos momentos en que no sabes lo que te espera, si no sabes qué hacer con algún asunto crítico, podría ayudarte el pensar así.  Dios quiere que confíes lo suficiente como para que digas, como el profeta Isaías: “Me aseguraré y no temeré”. (Isaías 12:2)

  1. Aunque te resulte difícil, hoy es un buen día para empezar a confiar aún más en Dios.

 

  1. No sabemos lo que traerá el futuro, pero sí lo sabe el que traerá el futuro. Confiemos más en el Señor: Hoy, mañana y siempre.

NPD/DCE