Lectura: Proverbios 24:13-20

Un importante personaje se dio cuenta que parte de su discurso ante las Naciones Unidades, se basaba en información incorrecta, y que por supuesto, gracias a las redes sociales se había detectado el error en tan sólo unas horas. Esto significó una mancha en su larga y extensa carrera.

Cuando un entrevistador le preguntó sobre este incidente, él le dijo que estaba muy desanimado y lamentaba lo sucedido, deseaba que las personas que lo habían asesorado para escribir aquel discurso, hubieran estudiado mejor los datos que le habían suministrado, pero que también aceptaba que él debió haber confirmado por sus propios medios lo que estaba diciendo.

Luego cerró la entrevista indicando que a pesar de sentirse muy mal, también estaba consciente de que no se podía mantener encadenado al pasado, y que, por lo tanto, había elegido centrarse en el parabrisas delantero y no en el espejo retrovisor de la vida.

Sin lugar a dudas, todos y cada uno de nosotros ha pasado por alguna situación que lamentamos sucediera, puede haber sido algún error, o alguna decisión equivocada que desearíamos no haber tomado, y que se congeló en nuestra mente y de vez en cuando vuelve a aparecer tratando de culparnos.

El autor de Proverbios nos dijo lo siguiente al respecto: “Come, hijo mío, de la miel, porque es buena; y del panal que es dulce a tu paladar.  Así será el conocimiento de la sabiduría para tu alma. Si la hallas, habrá un porvenir, y tu esperanza no será frustrada” (Proverbios 24:13-14).

  1. Si bien el pasado forma parte de nuestras vidas, no tiene por qué determinar nuestro futuro.  Gracias a Dios y a Su perdón (Salmos 130:3-4; Hechos 13:38-39), podemos centrarnos en la esperanza que tenemos en Él.
  2. Siempre será mejor mirar hacia adelante con una actitud humilde y reparadora, que hundirnos en un pasado que no podemos cambiar; aprende de él y aplica acciones remediales.

HG/MD

“Porque siete veces cae el justo y se vuelve a levantar, pero los impíos tropezarán en el mal” (Proverbios 24:13).